la playa escucha al viento,
espera que le traiga buenas nuevas
amanece y graznan las gaviotas
dibujan en el cielo
pentagramas de sonidos discordantes
un hombre mira el tiempo que rompe en cada ola
devora su propia eternidad
mientras hurga con su llanto
el camino recorrido
piensa en la mujer
es que antes hubo una mujer
pero eso fue hace siglos
ella se llevó las caracolas
que una tarde trajo la marea
y la orilla se murió de música en silencio
ha pasado mucho tiempo
no ha comido ni bebido
simplemente es una roca desnuda de nostalgia
que siempre miró al este
esperando un cambio de color del horizonte
3 comentarios:
Sobrecogedor! Quizá la roca no sepa que el horizonte termina en ella.
En este poema veo dos lecturas. Primera, las gaviotas siempre traen sonidos discordantes. Segunda: el horizonte nunca cambia de color si uno se queda mirándole siempre desde la misma roca. Hay que cambiar de lugar para ver otro horizonte.
Besos a los dos.
Escribes de "puta madre", Marcelo. Me has partido el almma con el poema. Es doloroso y bello al mismo tiempo, pero no veo esperanza en él, solo pérdidas y el paso del tiempo en contra. Un beso, poeta.
Rosario.
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