viernes, octubre 08, 2010

Encuentro
(a mitad de camino entre la tierra y el cielo)


sin que yo me diera cuenta
el ángel se posó en el cáliz de mis ojos
volaba con sus alas rotas,
traía en la mirada atisbos de una luz antigua,
palabras como amor, dolor, angustia o utopía
quebraban el cristal en fuego de su boca,
y sólo con la voz, amanecida en anárquico crepúsculo,
gritaba su congoja
miré a través de sus pupilas
y vi un cielo cubierto con nubes de carbón,
aves que eran sueños y deseos
promesas y añoranzas
huían de la tormenta hacia un abismo,
y en sus labios
el trigo marchito de los campos
ya no presagiaba un pan eterno cada primavera
supe que renacería
al ver sus manos blancas,
invictas, premonitorias...
dispuestas a escribir la vida
cuantas veces fuera necesario,
y un halo misterioso que brotaba en el deseo de su cuerpo,
círculos concéntricos de música perenne
porfiados en hacer de todas las estrellas,
azules nomeolvides