lunes, agosto 17, 2009

poema 40



en ocasiones adivinamos el futuro
somos conscientes de acercarnos al instante
donde el camino se interrumpe

nos vemos obligados a elegir en una u otra dirección,
apelamos al instinto animal o simplemente
deshojamos una margarita

la razón, a veces, como el viento
horada el corazón con la vehemencia de las olas
o enciende el fuego incontrolable que acabará
quemándonos

la intuición, en cambio,
camina silenciosa de la mano del azar,
es como el agua en equilibrio de la fuente

permite navegar sin sobresaltos
a los frágiles barcos de papel
que atesoran los cristales de todo aquello que somos,
antes de quemarnos
.
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