finalmente he descubierto
que en ti viven dos mujeres,
que buscan protagonismo
y lloran cada cual a su manera,
sinónimos que ocupan idéntica cama,
antónimos que deshabitan el mismo corazón
he descubierto inmersa,
en esa oscuridad de estrellas inventadas adrede,
la misma soledad que las contiene,
insobornable y hereje
que una -la más débil-
disimula detrás de una sonrisa empecinada
y que la otra,
deja fundir en miles de palabras optimistas
amor y fantasía
tal vez ahora, después de mi diagnóstico,
tu mujer blanca y convexa,
la que ordena y obedece los preceptos racionales
me destierre de su vida,
borre mi rostro imaginario
y deshilache mi nombre letra a letra
pero guardo la esperanza
de que tu parte cóncava,
la que vuela y es capaz de transformar el mundo
en un espejo de osadía,
reconozca esta soledad en simetrías y me acepte
porque ya sabemos que dos solos,
simplemente, si se miran,
ya no están tan solos.
6 comentarios:
Me ha gustado; bravo Marcelo!!
Un abrazo
Muy bonito
Un abrazo grande!
¿Solamente dos mujeres?
Cada una de nosotras lleva muchas más dentro.
Un abrazo.
Somos plurales.
no hay ni una de tus palabras que no contenga mil matices, es precioso e ingenioso
Este poema me sigue pareciendo un espejo.
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